En la labor de apostolado y en la defensa activa de la fe católica, lo más importante no es hacer muchas cosas de golpe, sino establecer una frecuencia y una periodicidad realista y constante. Es preferible tener una reunión al mes bien preparada que intentar hacer muchas cosas a la vez sin continuidad. Por ejemplo, una reunión mensual entre católicos puede servir para organizar con tiempo un evento que se celebrará ese mismo mes, dedicándose a promover el bien (charlas, campañas formativas, encuentros).
Además, cada dos meses puede organizarse una acción orientada a frenar el mal: una manifestación, una denuncia pública o una acción simbólica. A eso se suma la labor continua y ligera como la difusión diaria de mensajes e ideas por redes sociales. Y dentro de la promoción del bien, se puede imprimir y repartir octavillas para anunciar los eventos formativos o de oración. Para todo esto, resulta esencial definir un calendario anual. Basta con dos personas para empezar en un barrio o una ciudad.
Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán