La legítima defensa, tal como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (§§2263–2265), puede no solo ser un derecho, sino en ocasiones un deber moral. Esto implica que el católico debe estar dispuesto a actuar con justicia, prudencia y fortaleza en situaciones donde su vida, la de su familia, su comunidad o la fe estén en peligro.
Preparación física
- Salir a correr a diario para mejorar la resistencia y velocidad.
- Entrenar artes marciales como Krav Magá, Jiu-Jitsu o boxeo para defensa personal efectiva.
- Hacer ejercicios de fuerza (pesas, calistenia) para condición física general.
- Practicar respiración y control corporal para mantener la calma bajo presión.
- Realizar senderismo o supervivencia básica para desplazarse por terrenos difíciles.
- Realizar simulacros con familiares o amigos.
- Se puede hacer ejercicio con actividades deportivas (tiro deportivo, airsoft).
- Formarse en primeros auxilios.
- Participar en cursos de defensa urbana o supervivencia en situaciones de crisis.
Preparación espiritual
- Confesarse con frecuencia para mantenerse en gracia de Dios.
- Rezar el Rosario diariamente.
- Leer la Sagrada Escritura y meditarla diariamente.
- Consagrarse al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús.
- Tener un buen sacerdote al que preguntar para discernir con claridad.
- Asistir a Misa diaria o con frecuencia, según posibilidad.
- Leer el Catecismo, especialmente sobre legítima defensa, moral y doctrina social.
- Practicar la mortificación y el dominio de las pasiones.
- Meditar sobre la Pasión de Cristo como modelo de fortaleza.
- Mantener un espíritu de vigilancia cristiana ante el combate espiritual.
Actividades indirectas para situaciones de supervivencia o situaciones límite recurrentes recientes
- Sacarse la licencia de armas, para poder ir de caza.
- Tener una buena despensa.
Preparación intelectual y estratégica
- Mantener una red de contactos de fiar en la comunidad.
- Estudiar el entorno geográfico local: rutas, puntos de acceso, refugios.
- Sabiendo que se van a dar tales discusiones, ensayar las frases para resolución de conflictos, previamente.
- Preparar una mochila de emergencia con documentos, alimentos y materiales básicos.
- Estudiar la doctrina católica sobre la legítima defensa (Santo Tomás, Magisterio).
- Formarse en lógica, retórica y filosofía moral.
- Estar bien informado sobre la situación política y social.
- Leer historia de mártires, perseguidos y resistencias católicas.
- Practicar ejercicios de toma de decisiones rápidas bajo presión.
- Elaborar un plan personal o familiar de emergencia.
Preparación comunitaria y familiar
- Conocer las leyes locales sobre defensa propia y actuar siempre dentro del marco legal.
- Enseñar a la familia los principios de legítima defensa y prudencia.
- Organizar redes vecinales o comunitarias católicas para ayuda mutua.
- Crear o participar en grupos católicos de formación y acción.
- Formar portavoces con preparación en diálogo y resolución de conflictos.
Actitudes interiores necesarias
- Mantener el ardor apostólico, sabiendo que toda preparación debe estar al servicio del bien, la verdad y la salvación de las almas.
- Cultivar la paciencia activa ante provocaciones o amenazas.
- Ejercitar el discernimiento para saber cuándo actuar y cuándo ceder.
- Vivir con gratitud y confianza en la Providencia divina.
Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán