¿QUÉ COMPETENCIAS TIENE EL JEFE DEL ESTADO EN ESPAÑA?
Según la Constitución Española de 1978, el jefe del Estado no tiene funciones ejecutivas ni legislativas propias. Es un órgano de naturaleza simbólica y representativa, y su actuación está sujeta siempre a refrendo del Gobierno (art. 64 CE).
Las funciones más relevantes que tiene son:
Funciones representativas (art. 56.1 CE)
- Representar al Estado en relaciones internacionales.
- Ejercer la más alta representación institucional del país.
Funciones formales o simbólicas (art. 62 CE)
- Sancionar y promulgar las leyes aprobadas por el Parlamento.
- Convocar elecciones, disolver las Cortes, y nombrar al presidente del Gobierno (tras investidura parlamentaria).
- Expedir decretos, nombrar ministros, magistrados, embajadores, etc.
- Ser el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas.
Pero todas estas acciones deben ser refrendadas por el presidente del Gobierno o por los ministros competentes (art. 64 CE). Es decir, él no puede decidir nada por sí mismo, ni puede negarse a firmar leyes o decretos aprobados legalmente.
¿QUÉ PODRÍA HACER EN RELACIÓN CON LAS MEDIDAS PROPUESTAS?
Lo que podría hacer, dentro de sus funciones:
- Ejercer presión institucional a través de discursos públicos o mensajes oficiales:
- Aunque no tiene poder ejecutivo, puede influir socialmente y moralmente mediante declaraciones que pongan el foco en la seguridad, el orden público y el respeto a la legalidad.
- Tiene libertad para elegir el contenido de sus discursos de Navidad, actos militares, etc.
- Trasladar preocupaciones al presidente del Gobierno:
- Puede hacerlo en sus despachos semanales. Es una vía informal, pero constitucionalmente reconocida.
- Ejercer su papel como Jefe de las Fuerzas Armadas:
- Aunque no tiene mando operativo, podría participar en actos militares, destacar la importancia del control fronterizo y apoyar a Guardia Civil y Ejército simbólicamente.
- No apoyar retóricamente políticas laxas:
- Puede evitar hacer gestos o discursos que avalen políticas de fronteras abiertas, multiculturalismo descontrolado o falta de autoridad.
Lo que no puede hacer legalmente:
- No puede vetar leyes ni impedir su promulgación si han sido aprobadas por el Parlamento.
- No puede ordenar una reforma legal ni decretar expulsiones ni actuar sobre la policía.
- No puede disolver el Parlamento por su cuenta ni forzar un cambio de Gobierno.
¿ESTÁ HACIENDO ALGO POR OMISIÓN?
Desde un punto de vista estrictamente legal:
- Pero desde un punto de vista moral o cívico, algunos españoles consideran que guardar silencio o no alzar la voz ante problemas graves como la inseguridad o la inmigración ilegal masiva es una omisión pública significativa.
Además:
- Sí ha sancionado con su firma (como exige la ley) todas las leyes del Gobierno actual, incluidas las relativas a extranjería, memoria democrática, subvenciones a ONGs proinmigración, etc.
- No ha hecho hasta ahora discursos críticos sobre inmigración irregular, inseguridad o desprotección ciudadana.
¿CÓMO PODRÍAN LOS ESPAÑOLES HACER PRESIÓN PARA QUE ACTUARA?
Aunque no puede cambiar leyes, sí se puede presionar para que use su voz, su presencia o su influencia para visibilizar el problema.
Vías posibles:
- Campañas ciudadanas dirigidas a la Casa del Jefe del Estado (correo, peticiones formales, recogidas de firmas).
- Concentraciones públicas pacíficas y legales en:
- Frente al Palacio Real (Madrid).
- Zarzuela, con comunicación previa a Delegación del Gobierno.
- En actos públicos donde esté presente, mostrando pancartas y mensajes respetuosos pero firmes.
- Difusión mediática y en redes sociales para generar presión cívica que lo anime a pronunciarse.
- Pedir que reciba a representantes de colectivos ciudadanos preocupados por inmigración y seguridad.
CONCLUSIÓN
El jefe del Estado no puede ordenar ninguna de las medidas propuestas ni actuar por cuenta propia, pero sí puede influir como figura simbólica, sobre todo si recibe presión social suficiente y organizada. Su silencio actual no es ilegal, pero sí significativo.
Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán