El estilo estético en algunos sectores del independentismo vasco o catalán —como cortes de pelo rectos (tipo flequillo), ropa sobria o andrógina, ausencia de ornamentos femeninos tradicionales, etc.— no responde a una cuestión de belleza objetiva, sino que se enmarca en códigos culturales, políticos y simbólicos muy específicos. Te explico las claves:
1. Estética como lenguaje político
En muchos movimientos políticos, la estética es una forma de comunicar mensajes:
- Rechazo del lujo, la moda o la estética convencional: busca marcar distancia frente a modelos considerados “burgueses”, “capitalistas” o “colonizadores”.
- Androginia o austeridad: en ciertos sectores independentistas o de izquierda radical, se valora una imagen que rompa con los roles de género clásicos y que proyecte sobriedad, militancia, compromiso.
- Vestimenta funcional o informal: se percibe como más “auténtica”, “del pueblo”, menos asociada a la clase alta o a la frivolidad.
2. Herencia ideológica de izquierda radical
En el caso de EH Bildu, CUP o movimientos afines, hay una influencia histórica de:
- marxismo, anarquismo, feminismo radical, ecologismo
- En estos círculos, la estética femenina tradicional (vestidos bonitos) puede verse como parte de una construcción patriarcal, y se reemplaza por una estética neutra, combativa o naturalizada.
3. Identidad diferencial
Tanto en Cataluña como en el País Vasco, una parte del independentismo ha desarrollado una subcultura visual propia, que busca:
- Rechazar modelos estéticos «españoles» o «globalistas»
- Afirmar una identidad visual de resistencia, ruralidad, autenticidad o autogestión
¿Es objetivamente «fea»?
La percepción de belleza es cultural y subjetiva. Lo que para unos puede parecer «poco estético», para otros es una expresión coherente con sus valores: sobriedad, rechazo al consumismo, igualdad de género, anticapitalismo.
En resumen
La estética de ciertos sectores separatistas:
- No busca atraer por belleza convencional, sino comunicar ideas: igualdad, austeridad, resistencia.
- Responde a una función simbólica y política más que estética.
- Es similar a lo que ocurre en muchas subculturas militantes en todo el mundo (por ejemplo, en movimientos ecologistas, feministas).
Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán