Ayer fue Santa Clara. ¡Recordemos cuando La Eucaristía venció a los musulmanes!
El 11 de agosto la Iglesia celebra a Santa Clara de Asís, discípula y amiga de San Francisco, fundadora de las Clarisas. Entre las muchas anécdotas de su vida, una de las más recordadas es la que ocurrió en 1240, cuando Asís fue amenazada por los musulmanes, mercenarios al servicio del emperador Federico II.
Enferma y muy débil, Santa Clara no podía empuñar armas ni salir a las murallas. Sin embargo, pidió que la llevaran en una camilla hasta la pequeña ventana del monasterio de San Damián que daba hacia el campo. Frente a ella, colocaron el Santísimo Sacramento en una custodia.
Con el rostro encendido de fe, Santa Clara elevó una oración:
“Señor, protege a estas hijas tuyas que no puedo defender con mis propias fuerzas.”
La tradición cuenta que, al ver la figura luminosa de la santa sosteniendo la custodia, los invasores fueron sobrecogidos por un temor inexplicable. El pánico se apoderó de ellos y huyeron sin atacar.
Desde entonces, Santa Clara es venerada no solo como modelo de pobreza y humildad, sino también como protectora en tiempos de peligro, una mujer cuya fe hizo retroceder a un ejército con la fuerza del único Dios verdadero y todopoderoso.
Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán