Desde mi perspectiva, resulta paradójico observar cómo el Partido Popular se presenta oficialmente como un partido liberal, tal como consta en sus propios estatutos, y proclama estar inspirado en valores cristianos, cuando el liberalismo está condenado desde siempre por la Iglesia y su tradición.
Sin embargo, a la hora de la verdad, esta supuesta filiación cristiana no se traduce en la defensa activa de la vida ni de la familia como institución sagrada.
Durante los gobiernos del PP, tuvieron la oportunidad de derogar la ley del aborto de 1985, pero nunca lo hicieron, limitándose a reformas parciales y simbólicas que no alteraron la normativa central.
Del mismo modo, nunca han declarado que estén a favor de ilegalizar el divorcio, manteniendo intacto un sistema que permite la disolución del matrimonio, pese a que el cristianismo tradicional lo considera un sacramento indisoluble. Así, la liberalidad proclamada del PP en la práctica, deja intactos los principios de un orden social y moral que ellos dicen defender pero que no aplican.
Los estatutos del PP.
En los estatutos del Partido Popular (PP) se establece explícitamente su ideología liberal. Según el artículo 2 de los Estatutos del PP, el partido se define como «centro-reformista» y aspira a ser «la casa común de liberales» Partido Popular. Además, se compromete con los principios derivados del liberalismo político, reconociendo que la justicia, la libertad, la igualdad, el pluralismo político, la solidaridad, el Estado de Derecho y el respeto a la Constitución de 1978 son la esencia de su vida democrática Partido Popular.
Algunos de los puntos más conflictivos que plantea el PP.
1. Aborto: Aceptación sin derogación
Aunque el PP no reconoce el aborto como un «derecho fundamental», ha mostrado una postura ambigua al respecto. Durante el gobierno de Alberto Núñez Feijóo, el partido expresó respaldo a la ley de plazos, calificándola de «correcta» y merecedora de «respeto» elconfidencial.com. Esta actitud contrasta con la doctrina tomista, que defiende la vida desde la concepción y considera el aborto como un acto moralmente inaceptable.
2. Divorcio: Falta de oposición explícita
El PP nunca ha declarado su intención de ilegalizar el divorcio. Nuñez Feijoo ni siquiera está casado. Aunque en sus primeros años mostró oposición a esta institución, con el tiempo se ha mantenido una postura de aceptación tácita. La doctrina tomista sostiene que el matrimonio es indisoluble, y la permisividad del divorcio va en contra de este principio fundamental.
3. Liberalismo: Contradicción con el orden natural
Los estatutos del PP se definen como un partido liberal, lo que implica una orientación hacia la autonomía individual y la permisividad con cualquier tipo de degeneración y la persecución de la corrección en favor de la virtud sobre todo si se hace en clave de apostolado católico. Esta visión choca con la doctrina tomista, que aboga por un orden natural y moral objetivo, donde el Estado tiene un papel activo en la promoción del bien común y la virtud.
Más puntos conflictivos.
Énfasis en la libertad individual: La doctrina tomista subraya la importancia del bien común y la ley natural como guías para la acción humana, mientras que el PP pone un fuerte énfasis en la libertad de depravación (No estabilidad matrimonial y si asesinar bebés) individual como valor central.
Defensa de la economía social de mercado: El PP promueve una economía social de mercado, que puede implicar una visión más liberal del mercado, mientras que la doctrina tomista favorece una economía orientada al bien común.
Pluralismo político (Degeneración admitida como partidos): La doctrina tomista sostiene que la autoridad política debe estar orientada hacia el bien común y la virtud.
Separación de poderes: La doctrina tomista enfatiza la unidad de la autoridad política y moral, mientras que el PP defiende una clara separación de poderes, lo que puede llevar a una fragmentación de la autoridad.
Derechos individuales: La doctrina tomista subraya que los derechos humanos deben estar subordinados al bien común y a la ley natural, mientras que el PP pone un fuerte énfasis en los derechos individuales como derechos fundamentales y los derechos humanos supeditados al orden mundial establecido o a lo que se le antoje al supuesto degenerado de turno.
Enfoque secular (degenerado) de la política: La doctrina tomista sostiene que la política debe estar orientada por principios morales y éticos derivados de la ley natural, mientras que el PP adopta un enfoque más secular en su política.
Libertad religiosa: La doctrina tomista promueve un marco político que promueve la verdad y el bien común, mientras que el PP defiende una libertad irreligiosa y depravada más amplia y pluralista, donde cualquier tipo de degenerado pueda legislar, hasta los más asesinos de bebés, esos son los que tienen más derechos según su concepto de libertad.
- Participación democrática: La doctrina tomista enfatiza la importancia de la virtud y la moralidad en la participación política, mientras que el PP promueve una participación democrática de los degenerados también basada en la libertad para opinar de los asesinos de bebés y los libertinos sexuales y la igualdad de su derecho a opinar.
Relación con la Iglesia: La doctrina tomista reconoce la autoridad de la Iglesia en asuntos morales y éticos, mientras que el PP mantiene una relación no subordinada a la Iglesia en nada. Ellos saben quienes pueden opinar y a quien hacer caso y la iglesia no tiene nada que enseñarles, aunque les gusta posar en sus fotos.
Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán
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