¡Reparte octavillas y entra por la puerta estrecha!

Vivimos en tiempos en los que la fe parece lejana para muchos. Pero no es que la gente haya rechazado a Dios: es que jamás lo han conocido. ¿Quién les habló de Cristo? ¿En qué escuela, en qué serie, en qué conversación escucharon algo verdadero sobre el Evangelio? Muchos corazones están secos no por maldad, sino por ignorancia. Tú puedes ser el instrumento que cambie eso.

¿Por qué repartir octavillas?

Porque es sencillo, barato, eficaz… y profundamente católico.

La Iglesia, desde los Padres de la Iglesia hasta los santos más recientes, ha insistido siempre en la importancia de la predicación, de anunciar a Cristo a tiempo y a destiempo (2 Tim 4,2). San Agustín, San León Magno, Santo Tomás de Aquino… todos enseñaron que la caridad más alta es llevar almas a la verdad. No se trata de debates sofisticados ni de grandes actos: a veces, una octavilla en el parabrisas puede ser el primer paso hacia la conversión.

Una acción sencilla, una doctrina eterna

La doctrina tomista enseña que la gracia actúa sobre la naturaleza. Dios puede obrar milagros de conversión, sí, pero quiere contar contigo como instrumento. ¿Y si Él espera que tú pongas ese pequeño papel para comenzar una gran obra?

La patrística nos recuerda que la Iglesia creció gracias al testimonio humilde de los fieles: palabras, escritos breves, conversaciones. Las encíclicas, como Rerum Novarum, Divini Illius Magistri o Humani Generis, insisten en la necesidad de llevar el Evangelio a todos los rincones de la vida social. Y el Catecismo de San Pío X lo deja claro: salvar el alma propia y ayudar a salvar a los demás es deber de todo católico.

¿Y si no sabes diseñar? Te ayudamos.

Hoy no hay excusa. Con herramientas como Canva.com puedes hacer un diseño básico en minutos. Y si no sabes cómo hacerlo, puedes pedir ayuda (a nosotros, por ejemplo). Solo necesitas una idea clara y ganas de entrar por la puerta estrecha. La impresión es sencillísima: puedes imprimir en tu casa, en blanco y negro, por céntimos. Con 10 euros al mes puedes imprimir entre 300 y 600 octavillas, dependiendo del papel y de la tinta. Si las haces en tamaño folio partido (A5), ¡puedes repartir aún más!

Además, la legislación es favorable en muchas provincias, y puedes usar herramientas como ChatGPT para conocer los límites “legales” al reparto o comprobar normativas locales. ¡Dios está de tu lado!

¿Y cuándo repartirlas?

Lo más sencillo del mundo: sal a pasear y déjalas en los coches. Puedes hacerlo una vez al mes, durante un paseo. No hace falta hacer grandes campañas. Haz lo poco con fidelidad y Dios hará lo mucho con Su gracia.

10 El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. (Lc 16,10)

Motívate a perseverar: una vez al mes. Nada más.

Una salida al mes. ¿No es poco para tanto fruto? A lo largo del año, puedes repartir miles de octavillas. Y si tú no puedes salir, pero tienes medios, puedes apoyarnos económicamente para que otros salgan por ti. Entra en www.consanpelayo.com y haz una donación: tu colaboración permite que otros salgan en tu nombre a evangelizar.

Esto funciona. Esto cambia vidas.

No subestimes el poder de una octavilla. Hay personas esperando una palabra, un signo. En redes sociales, los algoritmos generan cámaras de eco. Siempre se habla entre los mismos. Pero en la calle, la octavilla llega a quien jamás te encontrarían por Instagram. Y hay gente receptiva. Gente que está deseando encontrar sentido a su vida.

Dios puede obrar conversiones con una simple octavilla. Pero quiere que tú la pongas.


👉 Entra ahora en www.consanpelayo.com, descarga o encarga tus octavillas y comprométete contigo mismo a una salida mensual. ¡Dios hará el resto!

Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán

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