La comparación entre Sócrates (siglo V a.C.) y la doctrina católica tradicional (tomismo, encíclicas, catecismos tradicionales, patrística) requiere tener en cuenta que:
- Sócrates fue un filósofo pagano anterior a Cristo, sin acceso a la Revelación.
- No se le pueden atribuir «errores» doctrinales en el mismo sentido en que se juzgaría a un hereje o un autor cristiano.
Dicho esto, si contrastamos su pensamiento con la doctrina católica tradicional, pueden señalarse varios puntos de desvío, deficiencia o insuficiencia, especialmente desde una perspectiva tomista y patrística:
1. Ausencia de la Revelación y del Dios verdadero
- Desvío: Sócrates no conoció al Dios revelado en la Sagrada Escritura. Aunque defendía un monoteísmo filosófico implícito y una noción racional de lo divino, no identificó a Dios como Trinidad ni como Creador personal.
- Doctrina católica: La existencia y atributos de Dios son cognoscibles por la razón (cf. Rom 1,20, Suma Teológica I, q.2). Sócrates se queda en un estadio preambular.
2. Ignorancia de la Caída original y de la gracia
- Desvío: No hay en Sócrates conciencia del pecado original ni del daño a la naturaleza humana causado por él. Su noción de virtud está basada en el conocimiento y la autodisciplina.
- Doctrina católica: La patrística y Santo Tomás enseñan que el hombre está herido por el pecado original y necesita la gracia sobrenatural para obrar el bien perfecto (Suma Teológica I-II, q. 109).
- Encíclicas relevantes: Humanum Genus (León XIII) condena el naturalismo que olvida la necesidad de la gracia.
3. Racionalismo moral: «El que sabe lo bueno, lo hace»
- Desvío: Sócrates afirmaba que el mal es producto de la ignorancia, y que nadie obra el mal sabiendo que lo es.
- Doctrina católica: Los Padres (Agustín, especialmente) y Santo Tomás enseñan que el hombre, aún conociendo el bien, puede elegir el mal por concupiscencia o debilidad (ST I-II, q. 71–75).
4. Ausencia de una escatología revelada
- Desvío: Sócrates creía en algún tipo de inmortalidad del alma, pero no tenía una doctrina clara sobre el juicio, el infierno, el cielo o el purgatorio.
- Doctrina católica: Estas verdades están definidas en los catecismos (p. ej., Catecismo Romano), en la patrística (p. ej., San Agustín, San Cipriano), y reafirmadas en encíclicas como Mortalium Animos o Quanta Cura.
5. Visión antropológica insuficiente
- Desvío: Sócrates valoraba el alma por encima del cuerpo, pero no tenía una visión cristiana del hombre como unidad de alma y cuerpo creada por Dios, ni del cuerpo como templo del Espíritu Santo.
- Doctrina católica: El dualismo implícito en Sócrates fue matizado por la patrística (contra el gnosticismo) y por Santo Tomás, quien enseña la unidad sustancial del compuesto humano (ST I, q. 76–77).
6. Falta de referencia al Verbo encarnado
- Desvío: Sócrates no podía conocer a Cristo, pero desde el punto de vista católico, toda verdad se ordena y subsiste en Cristo, el Logos.
- Doctrina católica: San Justino Mártir y otros Padres identifican las semillas de verdad en los filósofos como «semina Verbi», pero afirman que la Verdad plena es Cristo. (Ad Diognetum, San Justino, San Agustín).
7. Ausencia de doctrina sobre la Iglesia y los sacramentos
- Desvío: No hay en Sócrates concepto alguno de Iglesia visible, sacramentos, sacramentos como medios de gracia, ni jerarquía.
- Doctrina católica: Elementos esenciales que forman parte del depositum fidei desde los tiempos apostólicos y patrísticos.
📘 Conclusión
Sócrates fue un buscador honesto de la verdad, y por ello muchos Padres de la Iglesia (especialmente San Justino) lo ven como una figura preparatoria del Evangelio. Sin embargo, desde una perspectiva tomista y magisterial, su pensamiento está profundamente incompleto y, en puntos clave, incompatible con la fe católica.
Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán