Vivimos en un momento en que el silencio se ha vuelto complicidad. Mientras la inmigración ilegal y desordenada crece y altera profundamente la estructura cultural, social y económica de muchos barrios y ciudades de España, aún son demasiados los que, por miedo o por comodidad, prefieren callar. Eso no puede continuar. Ha llegado el momento de hablar. Pero no una vez, ni en voz baja. Hay que hablar en casa, en el trabajo, en redes, en la parroquia, en clase, en la calle. Siempre. A tiempo y a destiempo.
Y para hacerlo con eficacia, cada persona consciente de esta situación debería comenzar por algo muy simple y concreto:
👉 Hacerse un listado de las personas con las que ya ha hablado del tema. Y luego, identificar con quién más debe hablarlo. Porque este no es solo un tema político, es un tema moral, social, cristiano y cultural.
Habla con todos.
- Habla con tu familia, aunque discrepen.
- Habla con tus compañeros de trabajo.
- Habla con el párroco o los fieles de tu comunidad.
- Habla con los profesores, con los comerciantes, con los vecinos.
No todos querrán escucharte. Algunos te mirarán mal. Otros te acusarán de intolerante. Pero si tu mensaje es firme, sereno y basado en datos y experiencia, tu semilla habrá sido plantada. Tarde o temprano, brotará.
Desmonta los argumentos del “buenismo sin orden”
Uno de los principales obstáculos hoy no es la inmigración en sí, sino la ideología buenista que niega la realidad. Esa que dice:
- “Todos tienen derecho a venir, da igual cómo.”
- “El que se queja es un racista.”
- “No pasa nada, son casos aislados.”
A esos discursos hay que responder con verdad, con cifras, con ejemplos reales, con principios morales bien fundados. Hay que desmontar los mitos y mostrar que defender unas fronteras ordenadas, unas leyes claras y una acogida responsable no es odio, sino justicia.
Apoya a quienes ya están despertando
También es deber de cada uno reconocer y reforzar a quienes ya están hablando del tema con claridad:
- Si alguien publica una verdad incómoda en redes, no lo dejes solo.
- Si un vecino se atreve a denunciar una situación injusta, apóyalo públicamente.
- Si un político, un sacerdote o un periodista se posiciona por el control y el orden, hazle llegar tu respaldo.
Muchas personas se desaniman al ver que, aunque dicen la verdad, parecen hablar en el vacío. No lo permitas. Ser parte del bien significa también acompañar a quienes ya lo están haciendo.
🙏 Ora, pero también actúa
La oración es fundamental. Pero la fe sin obras está muerta. Como los profetas de Israel, como san Juan Bautista, como tantos mártires, hay que clamar en voz alta cuando la verdad está siendo enterrada por la cobardía colectiva.
✊ En resumen:
- Haz un listado de las personas con las que ya has hablado del tema.
- Habla más, con más fuerza y más claridad.
- Desmonta el discurso blando con hechos, valores y firmeza.
- Apoya a quienes ya están dando la cara.
- Y nunca, nunca te calles por miedo al qué dirán.
El futuro de España de su identidad cristiana y cultural, también depende de ti. Dios no nos pedirá cuentas solo por lo que hicimos, sino por lo que decidimos no decir cuando era necesario hablar.
Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán