Sería bueno tener entre 6 y 10 sprays de defensa distribuidos.

¿Por qué tener sprays de defensa personal?

  • Son un medio proporcional y no letal para detener o disuadir a un agresor.
  • Permiten ganar tiempo para escapar, pedir ayuda o proteger a un tercero vulnerable.
  • Su uso no implica intención de dañar, sino de neutralizar una amenaza inmediata.

¿Dónde ubicarlos estratégicamente?

Para que su uso sea efectivo, no basta con tener uno: es necesario distribuirlos estratégicamente en los espacios donde uno pasa más tiempo y donde una reacción rápida puede marcar la diferencia. Algunas ubicaciones recomendadas:

  1. Dormitorio
    Para responder rápidamente a una intrusión nocturna.
  2. Coche o vehículo personal
    Guardado de forma accesible pero segura, por si hay intento de asalto o bloqueo en vía pública.
  3. Lugar de trabajo o estudio
    Especialmente si el entorno es aislado, nocturno o con riesgo de acceso no controlado.
  4. Bolso, mochila o abrigo
    Para quienes se desplazan solos con frecuencia, especialmente mujeres, ancianos o jóvenes.
  5. Puerta principal del hogar
    Discreto, pero al alcance, en caso de que alguien intente ingresar por la fuerza.
  6. Pasillos o zonas comunes del hogar
    En lugares donde la familia podría refugiarse o reagruparse ante un peligro.

Consideraciones importantes:

  • Verificar la legalidad del spray en el país o región. En muchos lugares está permitido su uso como defensa personal, pero puede haber restricciones en la concentración o el tipo de gas.
  • Enseñar a los miembros de la familia cómo y cuándo usarlo, especialmente a adolescentes o adultos mayores.
  • No usarlo jamás como forma de amenaza o intimidación, ni fuera de un contexto real de defensa.
  • Almacenarlo fuera del alcance de niños pequeños, pero de forma accesible en caso de necesidad.
  • Revisar su fecha de caducidad, ya que los componentes pierden eficacia con el tiempo.

Un medio entre muchos

Tener sprays de defensa personal no es un gesto de miedo, sino de previsión y responsabilidad. El católico que se prepara para proteger a su familia no es menos católico por ello, sino más consciente de su deber de cuidar la vida que Dios le ha confiado.

La auténtica fortaleza cristiana no está reñida con la prudencia. Y en tiempos inciertos, tener los medios adecuados para defenderse con proporcionalidad y respeto al orden moral es un signo de sabiduría y virtud.

Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán

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