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0. Tomar la decisión de superar la censura.
- Lo primero sería decidirse uno a hablar, a pesar de las consecuencias de hablar. Esto actualmente es bastante fácil: ya que uno tiene dos formas de defender su vida: esconderse bajo una piedra y rezar porque todo cambie sin salir a hablar o salir y hablar. Si uno sale y habla puede que le maten a uno, pero si uno se esconde bajo una piedra y no habla de Dios, la sociedad se pudrirá: sobre todo en el entorno de esta persona. En conclusión con lo mal que está la sociedad sólo queda una opción: hablar. Si al esconderte te pueden liquidar igual, pues por lo menos vive valientemente y no de una forma que sea avergonzante.
1. Pedirle a Dios por encontrar los modos.
- Pedid y se os dará. La petición ordena los afectos. Es necesario pedir para estar orientado y tener disposición a ver los recovecos a través de los que se puede aun expresar a Cristo.
2. Aspirar a ser Cristo.
- Esto es ser cristiano, lo demás será otra cosa. Obviamente Cristo no vas a llegar a ser, es Dios. Pero que no se diga que no lo intentaste.
3. Si uno no va a misa y no reza delante del santísimo pierde fuerza.
- Cuando uno reza, se adapta a la realidad. Si uno no reza: funciona por inercia y de forma inadaptada. Tus soluciones van a ser peores si no rezas. Con poca fuerza.
4. Estar en gracia.
- Cuando uno vive en pecado mortal. Robando. Matando. Mintiendo. En adulterio. Uno aun no ama lo suficiente a Dios como para defenderlo con fuerza. Aun no te crees tu mismo la importancia de Dios, si vives en ese estado, lo demuestran tus obras. Si supieras la importancia de cumplir los mandamientos, es sencillo: intentarías cumplirlos. Aun no sabes de verdad que te puedes ir al infierno toda la eternidad. Si no sabes la importancia de algo: lo más normal es que no sepas comunicarlo.
5. Pedir sobre cosas específicas. Señor desbloquea Telegram…
- Parece una tontería. Pero así se encuentran los huecos en los sistemas censurados para poder abrirse paso.
6. Jugar con dos cuestiones. Perseveracia de San Agustín. Viuda pesada. Y sacudirse el polvo de las Sandalias.
- Hay que insitir… como dice San Agustín o nos enseña el señor con la parábola de la viuda pesada.
- Y también hay que guiarse por la norma: si aquí no me escuchan ya lo harán en otro sitio y sacudirse el polvo de las sandalias.
Director proyecto Con San Pelayo.
— Luis Gonzaga Palomar Morán