Más consideraciones prudenciales a la hora de evaluar posibles infiltraciones.

1. Doctrina tomista (Santo Tomás de Aquino)

Posible oposición:

  • Intencionalidad subjetiva vs. juicio objetivo: Santo Tomás pone gran énfasis en la distinción entre el error involuntario (ignorancia invencible) y el pecado formal. El texto parece establecer rápidamente una dicotomía entre «confundido» e «infiltrado» sin suficiente consideración por la intención subjetiva, lo que puede conducir a juicios temerarios.
  • Caridad intelectual: Tomás enseña que incluso los errores deben ser tratados con paciencia y corrección fraterna. La desconfianza generalizada que destila el texto puede no reflejar el espíritu tomista de caridad en la disputa teológica.

2. Catecismos anteriores al Vaticano II (p. ej., Catecismo de San Pío X)

Posible oposición:

  • Unidad de la Iglesia: El Catecismo de San Pío X subraya la necesidad de evitar divisiones y promover la unidad. Este texto, con su tono de sospecha y vigilancia constante, puede fomentar una visión cismática del «nosotros contra ellos», lo cual puede erosionar la comunión eclesial.
  • Evangelización con mansedumbre: Los catecismos antiguos insisten en enseñar la verdad con claridad pero también con ternura. El tono del documento puede ser percibido como inquisitorial, más propio de una «caza de herejes» que de una obra evangelizadora.

3. Encíclicas anteriores al Vaticano II

a. Ejemplos clave:

  • Mystici Corporis Christi (Pío XII): enseña que incluso los miembros heridos del Cuerpo Místico deben ser tratados con caridad, como miembros vivos aunque enfermos.
  • Humani Generis (Pío XII): aunque advierte sobre errores doctrinales, no alienta la sospecha permanente hacia personas, sino que llama a los obispos y teólogos a clarificar la verdad con autoridad y prudencia.

Posible oposición:

  • Puede fomentar la sospecha constante, algo contrario al principio de presunción de buena fe presente en documentos como Mystici Corporis y en la praxis pastoral tradicional.

Conclusión general

Aunque el texto busca proteger la ortodoxia, corre el riesgo de:

  • Fomentar un espíritu divisivo, más preocupado por etiquetar que por formar.
  • Usar criterios subjetivos y no magisteriales para juzgar la fidelidad de otros católicos.
  • Ignorar la distinción moral esencial entre error material e intención herética, tan presente en la tradición tomista y en el Magisterio clásico.

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